Los ángeles caídos y los demonio
"Que tienes con nosotros Jesús, Hijo del Altísimo, ¿has venido acá para atormentarnos antes de tiempo? (Mateo 8:29)
Los ángeles caídos no son demonios. Las siguientes razones bíblicas comprueban que no son lo mismo en naturaleza y origen.
Los ángeles caídos: No necesitan un cuerpo para manifestarse por que no pueden poseerlo.
Los demonios: Si necesitan un cuerpo de persona o animal para manifestarse (Mr. 5:12).
Los ángeles caídos: Tienen un cuerpo celestial, en algunos casos se han hecho visibles al ojo humano
Los demonios: No tienen un cuerpo celestial porque son etéreos (sin cuerpo) no pueden ser vistos
Los ángeles caídos: Conservan su hermosura original.
Los demonios: Son deformes, horribles y repugnantes.
Los ángeles caídos: La biblia revela su origen y su caída.
Los demonios: La biblia no revela su origen. Solo su actividad maligna en las personas.
Los ángeles caídos: Son los líderes que dan las órdenes. Uno de ellos es el líder general de los demonios.
Los demonios: Son los que obedecen y ejecutan las órdenes de los líderes superiores.
Los ángeles caídos: Existen desde antes de la fundación del mundo
Los demonios: Existen después de la fundación terrenal.
Los demonios son súbditos del reino de Satanás, y por lo tanto enemigos acérrimos de Dios y de los hombres. Son malvados y maliciosos y están todos bajo la total autoridad de Satanás. El nuevo testamento nos revela al mundo separado de Dios y tomado por Satanás y lo presenta como “el príncipe de este mundo” (leer Juan 12:31; 2 Corintios 4:4).
Caso del endemoniado gadareno (Marcos 5:2-13)
En el organigrama general del reino de tinieblas según Efesios 6:10-12, los demonios representan la última jerarquía de la cadena de acción y operación de los “lacayos” de Satanás. Son los soldados rasos que ejecutan incondicionalmente las órdenes superiores. Pero vale recalcar que ellos realizan sus obras malignas siempre bajo la dirección de un líder que ha sido designado al mando y responsable de una operación.
Los demonios pueden controlar y manipular a las personas, pero no así a los animales porque estos no tienen libre albedrío; es decir, no tienen voluntad propia. Un ejemplo lo tenemos en el caso del endemoniado gadareno. Aquel que se dirigió a Jesús desde luego era el líder que se identifica como “legión” porque era uno solo con ellos. Era el que tenía “la voz” o el mando en aquella “operación” de mantener poseído a este hombre gadareno. Se presentó a nombre de todos los demonios que estaban viviendo en ese hombre.
“Legión…”
El término legión en el idioma griego del nuevo testamento escrito por Marcos, esta tomado de la representación de un cuerpo principal del ejército romano, el cual desde el año 100 a. C. hasta la caída del imperio romano contaba entre 5,000 y 6,200 soldados. Por esa época una legión estaba compuesta por 10 cohortes; cada una de ellas por 3 manípulos y cada manípulo estaban formados por dos centurias. Las legiones estaban bajo el mando de tribunos y centuriones. Bajo el imperio había seis tribunos y sesenta centuriones por cada legión.
Desde esta perspectiva original esta tomado el término “legión” por el evangelista Marcos, con lo cual nos da una idea clara de cuantos demonios estaban viviendo en ese hombre gadareno. ¡Eran aproximadamente 6,000 demonios! De allí la fuerza sobrenatural de este.
Al reconocer que ya no podían seguir viviendo dentro de aquel hombre, se ven en aprietos y le piden a Jesús que los deje entrar en un ganado de puercos que estaban por allí. Nótese que para ellos era mejor vivir en los puercos que regresar a su propio lugar; es decir, a las regiones desiertas y desoladas (leer Mateo 12:43-45). Esto revela que ellos siempre quieren vivir en cuerpos de personas o de animales. No soportan estar fuera de un cuerpo. Y los cerdos eran aproximadamente como ¡dos mil!
No fue en si mismo el hombre poseído quien se postró ante Jesús, sino que fueron todos los demonios que estaban en el. Desde luego, postrado el líder principal, tenían que postrarse todos incondicionalmente. Y ellos se postran reconociendo inmediatamente la autoridad divina de Jesús el Hijo de Dios. Ahora el problema fue que los demonios no podían controlar a los cerdos. No fueron ellos quienes lanzaron a los puercos al agua; puesto que ni los demonios ni los cerdos querían caer al agua.
Con los demonios adentro, los cerdos se llenaron de pánico y huyeron despavoridos, perdiendo todo control de si mismos cayendo a la precipitosa colina. Una vez en movimiento no pudieron detenerse.
En los evangelios se nos revela a los demonios como pertenecientes al reino de Satanás, y bajo el principado de Belcebú, frecuentadores de lugares desiertos y desolados, y aún en espera de tener que ir un día determinado al infierno a sufrir tormento, que prefieren vivir en cuerpo de animales que regresar a su propia morada, y que son conocedores con criterio propio de que Jesús es el Hijo de Dios.
Muchos de ellos podían y pueden aún hoy vivir en una misma persona. Hablaban y reconocían tener personalidad propia y conciencia diferente de la persona en quien vivían o viven, y estar del todo desligados de esa persona. Temblaban y tiemblan aún en expectación del juicio de Dios sobre ellos. Solamente en algunos casos la biblia atribuye a la posesión demoniaca algún tipo de enfermedad. En este caso hicieron demente a un hombre gadareno; a otro, mudo (leer Mateo 9:32); a otro, ciego y mudo a la vez (leer Mateo 12:22); a otro, epiléptico (leer ; y a otro, lunático (leer Mateo 17:14-15, 18). Estos eran efectos de la posesión demoniaca, pero no idénticos con ella.
Asimismo, en la biblia parece que están reveladas la existencia de demonios como: “espíritus malos”, “espíritus seductores”, “espíritus de adivinación”, “espíritus inmundos”, etc., quienes operan bajo el liderazgo general de Beelzebú o Baal zebub a quien Satanás a constituido como príncipe general de sus demonios, es el que tiene a su cargo las estrategias y la actividad demoniaca en el mundo entero. (leer Mateo 9:34; 12:24; Marcos 3:22; Lucas 11:15). Este también es un príncipe mayor de Satanás.
Además también la biblia nos habla de los ángeles como: “ángeles caídos”, “ángeles del diablo”, etc., y que todos, tanto ellos como los demonios están debidamente organizados. Estos tienen principalmente entre otras, dos funciones especiales que realizar:
1. Mantener en esclavitud y opresión a todas las personas en el mundo entero; y
2. Desarrollar estrategias de ataques y destrucción contra la iglesia del Señor Jesucristo.
A la luz de las Santas Escrituras se puede observar que los endemoniados no son meros dementes sino que son casos de “personalidad invadida”; y que los demonios, sea cual fuere su origen o naturaleza, son espíritus malignos que realmente se posesionan de ciertas personas para afligirlas y atormentarlas de una u otra manera. Esa es su función operativa. Los demonios no soportan oír mencionar el nombre del Señor Jesucristo, ni mucho menos de la sangre de Cristo, ni aún soportan su presencia en la vida de los cristianos verdaderos. Solamente la fe absoluta en el Señor Jesús puede librar y proteger de todo intento de maldad que ellos intentaran hacer contra alguien; pues, para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo (leer 1 Juan 3:8).
A juzgar por lo que sucede hoy en día en el mundo, en este siglo XXI de la era de la tecnología “de punta”, bien pudiéramos pensar sin temor a equivocarnos que ahora en este siglo súper moderno también hay verdaderos poseídos de demonios al observar la forma de conducta que se esta manifestando en la sociedad actual, y casi nadie se da cuenta de ello.
Baal-zebub o Beelzebú (Mateo 12:24)
La biblia nos revela que Beelzebú es el príncipe de los demonios. Por tanto Satanás no es Belcebú. Este es un príncipe mayor de Satanás, que tiene la responsabilidad de mantener operativas todas las estrategias demoniacas que se diseñan en el reino de tinieblas espirituales o regiones desoladas, para afectar la vida de los seres humanos en general.
Este es un príncipe mayor que tiene su trono y principado en las esferas celestiales ubicadas en la República de Alemania, en el monte Nimrud de la antigua Calah, tierra milenaria. Desde los inicios de la raza humana, este príncipe se ha ocupado permanentemente de influir en la vida de los hombres para establecer un “linaje” de sacerdotes adoradores terrenales de Satanás quienes desde un comienzo han adoptado el nombre de “druidas” que significa: adoradores rebeldes, y lo mantienen hasta hoy. Su primer sacerdote terrenal fue Nimrod cuyo nombre en el hebreo bíblico significa “rebelde”, primero fue cazador vigoroso y posteriormente fue el rey que pretendió levantar un edificio tan alto de adoración a Satanás conocida como la torre de Babel (leer Génesis 10:1-10; 11:2-4).
Luego del diluvio universal de los días de Noé, quien mantuvo en continuidad ese “linaje” de los adoradores terrenales de Satanás, fue el hijo del patriarca de nombre Cam, y lo transmitió a su hijo Canaán, que fue el padre de los cananitas, un pueblo terriblemente aborrecido por Dios debido a su idolatría y paganismo satánico, con que adoraban a “sus dioses”. Por esta razón el Señor le encargó a Israel que destruyeran del todo a los cananitas.
Estos sacerdotes son los que se han regado por toda la tierra en las diferentes naciones del mundo, para establecer grupos de adoradores de Satanás, quienes deben realizar un pacto de sangre con el diablo para “sellar” su fidelidad y obediencia al príncipe de las tinieblas.
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